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Tener el síndrome del impostor (SI) parece estar de moda. Es frecuente en conversaciones escuchar disputas sobre quien es más impostor, quien tiene más síntomas o de mayor gravedad.
Desde mi experiencia, hoy en día se utiliza muy alegremente el término SI. Etiquetamos rápidamente a los demás y a nosotros mismos de sufrir este síndrome, y a veces, a partir de tan solo un hecho puntual.
Al emplear generosamente este concepto lejos de ayudarnos a entender qué nos pasa y cómo abordar la situación, está favoreciendo más el encasillamiento y la estigmatización. Y esto es especialmente preocupante en las mujeres.
Antes de seguir profundizando, repasemos una definición sobre qué es el Síndrome del Impostor.
Es un patrón de pensamiento y comportamiento en el que una persona experimenta la sensación persistente de que es un fraude o un impostor, a pesar de tener logros y habilidades evidentes. Siente a menudo que no merece el éxito que ha logrado y tiene miedo de ser descubierta como incompetente.
Hay 3 características:
- La creencia de que los demás tienen una visión exagerada de tus destrezas o habilidades.
- El miedo a que descubran que eres una farsante y te expongan como tal.
- La atribución persistente del éxito a factores externos como la suerte o un nivel extraordinario de trabajo arduo.
Suele aparecer ante la experiencia de comenzar con el primer trabajo en el campo profesional en el que acabas de obtener tu certificación o título académico. También al empezar una experiencia educativa o un curso nuevo o un ascenso en el trabajo.
¿Es un síndrome más propio de la mujer?
La respuesta es NO.
El SI afecta tanto a hombres como a mujeres, y no hay evidencia concluyente de que sea más frecuente en un género que en otro. Sin embargo, algunos estudios sugieren que las mujeres pueden ser más propensas a experimentar el síndrome del impostor que los hombres.
Por ejemplo, un estudio de 2011 publicado en la revista Personality and Individual Differences encontró que las mujeres informaron de niveles significativamente más altos de síndrome del impostor que los hombres. Otro estudio de 2018 publicado en la revista Frontiers in Psychology también encontró que las mujeres reportaron mayores niveles de SI que los hombres.
¿Cómo surgió este síndrome? ¿Conoces su origen?
Fue con la publicación en 1978 de un artículo en una revista técnica de Psicoterapia, por dos psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes. Se titulaba: “El fenómeno del impostor en mujeres de alto desempeño: dinámica e intervención terapéutica”. Plasmaron los hallazgos tras 5 años de investigación en mujeres blancas de alto rendimiento del ámbito esencialmente académico . En su artículo describían su grupo de muestra de 150 mujeres de la siguiente manera:
“A pesar de los títulos obtenidos, los logros académicos, los éxitos en los exámenes, los elogios y el reconocimiento profesional de compañeros y autoridades respetadas… no tienen una sensación de éxito. Se consideran “impostoras””.
Pauline Clancy y Suzanne Ames
Inicialmente, las investigaciones se centraron en mujeres de alto rendimiento, pero posteriormente se encontró que el síndrome del impostor afecta tanto a hombres como a mujeres, y puede manifestarse en una variedad de contextos, desde el ámbito académico hasta el laboral y personal.
El concepto ha inspirado una microindustria de libros de autoayuda, que van desde el auto-power descarado de #girlboss («The Middle Finger Project: Trash Your Imposter Syndrome and Live the Unf*ckwithable Life You Deserve») hasta la sinceridad sin miramientos ni disculpas («¡Sí! Eres lo suficientemente bueno: termina con el síndrome del impostor, el pensamiento excesivo y el perfeccionismo y haz lo que TÚ quieras»). El “Cuaderno de ejercicios del síndrome del impostor” invita a los lectores a dibujar su voz de impostor como una criatura o un monstruo de su elección, a examinar su diálogo interno negativo y a llenar un “Frasco de amor propio” con afirmaciones escritas y logros.
El SI no está clasificado como una enfermedad o trastorno mental en el manual de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales (DSM 5), que es el manual al que acuden la mayoría de los profesionales de la salud mental para identificar, clasificar y diagnosticar un trastorno de salud mental. Esto significa que no eres un enfermo mental si tienes el SI. De hecho, somos tantos los que sufrimos el SI en algún momento de nuestra vida, que es casi normal.
Está reconocido como un fenómeno psicológico real que puede tener efectos significativos en la autoestima, la motivación y la salud mental de las personas que lo experimentan.
En resumen: el SI puede afectar a cualquier persona, independientemente de su género, raza, edad o estatus socioeconómico. Si bien no hemos de olvidar factores culturales y sociales, como la presión para cumplir con las expectativas de género y el papel tradicional de las mujeres en la sociedad.
Ahora bien, la realidad es que es muy frecuente encontrar publicaciones, artículos y titulares en prensa hablar del SI como un freno más en la carrera de las mujeres profesionales. De hecho, se habla más del síndrome de la impostora que del impostor.
Deje de decirle a las mujeres que tienen el síndrome del impostor
Ruchika Tulshyan y Jodi-Ann Burey
Hace un par de años, Ruchika Tulshyan y Jodi-Ann Burey autoras expertas diversidad e inclusión, cansadas y hartas de que solo se escuchara hablar de mujeres que tenían síndrome de impostor, publicaron un artículo que ha generado mucha expectación al respecto. Su título dice algo así como “Deje de decirle a las mujeres que tienen el síndrome del impostor”.
Estas autoras insisten en que dejemos de poner el foco solo en la mujer, e intentar arreglar a la mujer y hablemos de sesgos en la contratación, el ascenso, el liderazgo y la compensación. El concepto se diseñó para liberar a las mujeres de su vergüenza, para ayudarlas a enfrentar la ilusión de su propia insuficiencia, pero se ha convertido en otra forma de mantenerlas desempoderadas.
Al mencionar el SI, se enfatiza que las mujeres están sufriendo una crisis de confianza en una misma y no se da relevancia alguna a los verdaderos obstáculos que enfrentan las mujeres profesionales. El foco se pone en arreglar a las mujeres en lugar de arreglar los entornos de trabajo.
El diagnóstico se ha convertido en una fuerza cultural que refuerza el mismo fenómeno que se suponía que debía curar.
Ruchika Tulshyan y Jodi-Ann Burey
Hasta las propias autoras originales Paukine y Suzanne han señalado que la popularización de su idea original como un «síndrome» había sido un flaco favor que había terminado distorsionándolo todo. En una entrevista reciente, manifestaron que: “Es técnicamente incorrecto y conceptualmente engañoso. Es una experiencia más que una patología, y nuestro objetivo siempre fue normalizar esta experiencia en lugar de patologizarla”.
Quizá ha llegado el momento de decir «Gracias SI por tus cincuenta años de servicio», y comencemos a mirar directamente los sesgos y estereotipos que hay en el entorno y dejemos de patologizar falsamente a los individuos.
Además de decir que es un fenómeno más propio de las mujeres, hay algún otro falso mito que me gustaría destacar:
- Solo afecta a personas exitosas: El SI puede afectar a cualquier persona, independientemente de su nivel de éxito, educación, experiencia o logros.
- Es un signo de debilidad o inseguridad: El SI no es una debilidad personal ni un signo de falta de confianza. De hecho, muchas personas que experimentan el SI son altamente exitosas y aparentemente seguras de sí mismas.
- Las personas que experimentan el SI son «impostores» reales: Las personas que experimentan el SI no son «impostores» reales ni están haciendo nada malo. La mayoría de las veces, tienen habilidades y logros genuinos y merecen su éxito.
- Se cura simplemente con confianza en uno mismo: La confianza en uno mismo es importante, pero no es la única solución para el SI. El tratamiento puede incluir terapia, cambios en el comportamiento y herramientas para mejorar la autoestima.
- Solo es una excusa para no asumir la responsabilidad de los errores: El SI no es una excusa para no asumir la responsabilidad de los errores. De hecho, las personas que experimentan el SI pueden ser más propensas a asumir la responsabilidad por los errores, incluso cuando no son responsables.
En resumen, todos podemos experimentar sentimientos de inseguridad y duda en algún momento de nuestras carreras profesionales, pero
No siempre es un signo de poseer el síndrome del impostor.
QUÉ SOLUCIONES EXISTEN
A continuación, te propongo una serie de medidas que te ayudarán a superar el SI: .
- Reconoce que es normal tener dudas y miedos: Acepta que tener dudas y miedos es una parte normal del proceso de crecimiento y aprendizaje, y no significa necesariamente que eres un fraude.
- Identifica tus fortalezas: Haz una lista de tus logros y habilidades, y recuerda que eres capaz y competente en muchas áreas.
- Habla con alguien de confianza: Comparte tus sentimientos con un amigo, un mentor o un terapeuta, para obtener una perspectiva diferente y apoyo emocional.
- Cambia tu diálogo interno: Cuestiona tus pensamientos negativos y reemplázalos por afirmaciones positivas y realistas.
- Enfócate en el aprendizaje: En lugar de concentrarte en el resultado final, enfócate en el proceso de aprendizaje y crecimiento personal.
- Aprende a aceptar el fracaso: El fracaso es una parte natural del proceso de aprendizaje, y no significa que eres un impostor o un fraude.
- Busca feedback constructivo: Pide retroalimentación y apoyo constructivo de personas de confianza, y utiliza esa información para mejorar y crecer.
- Prueba cosas nuevas: Sal de tu zona de confort y prueba cosas nuevas, para desafiar tus límites y demostrarte a ti mismo que eres capaz de hacer cosas diferentes.
- Recuerda que no estás sola: Reconoce que muchas personas experimentan el SI , y que no estás sola en este sentimiento.
Ten en cuenta que superar el SI es un proceso gradual y que puede llevar tiempo. Si tus sentimientos de duda y ansiedad persisten, considera buscar ayuda profesional de un terapeuta o un coach, quienes pueden brindarte herramientas y técnicas adicionales para manejar tus emociones y pensamientos.
Este proceso es algo que solo puedes hacer tú, pero yo te puedo ayudar a hacerlo de forma más rápida, más segura y con mayor garantía de obtener éxito. Si estás interesada, para tener una conversación y valorar juntas cómo te puedo ayudar.
RECUERDA
Eres una persona talentosa, capaz y suficiente, simplemente porque eres TÚ.
Te dejo también un breve video que explica de forma amena qué es el SI y cómo combatirlo.
Si te ha parecido útil el artículo y crees que puede ser de ayuda a otras personas compártelo.
Me encantará leer tu reflexiones y comentarios.