¿Se te resiste algún cambio?
No acabas de entender el porqué.
Lo has repasado varias veces: hay más bondades y ventajas que inconvenientes,
pero aún así, casi siempre surge algo que te impide pasar a la acción.
Y, no hablemos ya de convertir ese cambio en rutina, es toda una proeza.
¿Quieres saber porque nos pasa lo mismo a casi todos?
Es una gran paradoja, ¿verdad? Vivimos en un mundo en el que los cambios suceden a una vertiginosa velocidad y resulta que nosotros los humanos disponemos de un cerebro prodigioso pero que es un auténtico yonqui de las rutinas.
Si como lo oyes está programado para conservar aquello que ya tenemos, más que para lanzarse ante lo nuevo y los cambios.
¡Vaya faena!
Prácticamente todos nuestros pensamientos, creencias, emociones, sentimientos, sensaciones y comportamientos son parte o resultado de nuestra programación cuya principal misión es nuestra supervivencia y bienestar.
Entender qué programas tenemos y sobre todo cómo funcionan nos dará la clave para evitar que programas actuales pongan la zancadilla a los nuevos que queremos instalar.
Lo primero que hay que saber es que tenemos 3 cerebros en uno.
Un cerebro que son tres
Cerebro reptiliano. Su misión es garantizar nuestra integridad física. Es el encargado de regular todas las funciones fisiológicas vitales que nos mantienen vivos (respiración, circulación, digestión, sueño, …) y también controla y administra nuestra energía. Es el que decide ante un peligro si: luchar, huir o quedarte paralizado.
Es el que ejecuta las funciones repetitivas y automáticas en las que no media nuestra consciencia, almacena los comportamientos repetitivos: hábitos. Aquí tenemos almacenada toda la información inconsciente, la menos accesible.
¿Sabías que el 95% de los comportamientos diarios no son conscientes, que los hacemos de forma automática desde este cerebro? Reproducimos programas que se grabaron en la infancia y que vamos repitiendo en diferentes situaciones y momentos.
Cerebro Límbico. Su misión es cubrir nuestra necesidad de relación. Es el encargado de gestionar las emociones, motivaciones y valores.
Las emociones son energía que te moviliza para que pases o no a la acción, hacen que presentes atención a algo que tu cerebro considera importante y dar una respuesta adaptada. La información que almacena este cerebro corresponde al subconsciente, no es consciente, pero se puede acceder si uno se relaja y presta atención.
¿Sabías que el miedo es la principal emoción ante el cambio? Reconocer y dirigir los miedos te permite disponer de energía para romper inercias e instaurar nuevos comportamientos.
Neocórtex. Su misión es solucionar problemas. Es el encargado de procesar la información que recibe y reflexionar sobre ella. Emplea el razonamiento analógico y los pensamientos críticos y creativos.
Tus vivencias te han hecho llegar a una serie de conclusiones sobre la realidad y con ellas elaboras generalizaciones acerca de ti, de otros y el mundo. Estas conclusiones generalizadas forman tu sistema de creencias. La información almacenada en el neocórtex corresponde al consciente.
¿Sabías que, aunque el cerebro capta todos los estímulos provenientes tanto del exterior como del interior, no lo procesa todo? Se enfoca solo en la parte que considera más importante y le da un significado. La selección y el significado que da a los estímulos no son objetivos, sino que depende de tus experiencias y sistema de creencias.
¿Cómo aprendemos?
Cuanto más repites un comportamiento más profundamente se grabará en tu mente y mayor será la tendencia a repetirlo. Y lo mismo pasa con las experiencias que vives y activan emociones intensas.
La repetición y activación emocional son las claves para instalar un comportamiento que se va automatizando hasta convertirse en inconsciente.
Si quieres cambiar comportamientos que te desvían de tu meta
- Sé consciente de cuántas veces los has repetido
- Qué emociones están asociadas a dichos comportamientos
- Cuál ha sido su función
- Qué nuevos comportamientos pueden sustituirles
- Y empezar a repetirlos con nueva motivación.
Los tres cerebros están interconectados.
Si quieres que el cambio sea duradero debes considerar los 3 cerebros. Puedes cambiar tu forma de pensar, pero si no actúas no cambiarás tus hábitos. Puedes reprimir tus emociones, pero lo único que haces es desviar esa energía a otros comportamientos. Y si cambias tus hábitos sin cambiar tus creencias ni canalizar tus emociones, esos cambios no se registraran en el cerebro y no serán sostenibles.
¡Ajá! Aquí es cuando empiezas a verlo claro…
Te comparto un ejemplo real que me contó hace poco una de mis coachees.
Alicia estaba buscando promocionar en su empresa. Y se enteró que se iba a celebrar un evento importante al que acudirían personas vinculadas con el área al que ella quería promocionar. Era consciente que conocer a estas personas sería algo que podría allanar el camino a su promoción. Me confesó que el networking le daba pavor, pensaba por un lado que no se le daba bien y por otro que no veía necesario “pavonearse” delante de otros. A pesar de todo, decidió asistir e incluso se había preparado y ensayado un breve discurso para presentarse.
Llegó el gran día. Estaba algo nerviosa, pero decidida a pasar a la acción. Al cabo de un rato, identificó a las personas que quería conocer, pero inexplicablemente se quedó clavada en el sitio. Comenzó a sentirse fatal, sudores fríos, el estómago se le encogió, … y se tuvo que ir corriendo al baño a vomitar. En esas condiciones tan lamentables decidió regresar a casa. Su explicación, es que tuvo mala suerte: algo que comió le debió sentar mal.
- ¿Crees que tenía los 3 cerebros alineados?
- ¿Prestó más atención a un cerebro que a otro?
- ¿Quizá hizo un análisis muy racional de la oportunidad y no prestó suficiente atención a sus emociones y valores?
- ¿Qué programación ya establecida se interpuso en su objetivo?
- ¿Qué podría haber hecho distinto?
- ¿Ella creía que realmente necesitaba hacerlo? ¿Era incompatible con alguna otra cosa? ¿Prefiere más aquello que es incompatible con lo que iba a hacer?
Me encantará leer tu reflexiones y comentarios.